viernes, 20 de octubre de 2017

1.5. Alteraciones del equilibrio hídrico: sobre hidratación y deshidratación.








Hidratación: La importancia de la hidratación radica en el hecho de que es justamente una acción que permite seguir realizando las actividades de manera saludable, por medio de este proceso se le otorga al cuerpo una buena ración de líquidos perdidos o consumidos. La persona puede hidratarse de manera específica cuando toma líquidos luego de hacer ejercicio, pero también puede hacerlo cuando consume líquidos como parte de su alimentación común (infusiones, agua, gaseosas, jugos, etc.).
Según se recomiendan una persona debe consumir normalmente entre uno y dos litros de agua por día para reponer aquellos líquidos que son consumidos por el organismo. Es importante considerar el hecho de que cuando se presenta la sensación de sed es cuando el organismo manda señales al cerebro para concientizarlo de ese estado de deshidratación, por lo cual es siempre recomendable consumir líquidos incluso cuando no se tiene sed (Cerda, 2010).

Deshidratación: La deshidratación se produce cuando nuestro balance hídrico es negativo, es decir, que perdemos más agua de la que ingerimos, Nuestro cuerpo es complejo a la par que sabio, por eso, cuando detecta una bajada de la cantidad de agua en nuestro organismo dispara nuestra sensación de sed: nos empuja a beber para mantener el equilibrio hídrico (Angulo, Galindo, Avedaño, & Perez, 2011). Existen 3 tipos diferentes de deshidratación: 

  • Deshidratación Isotónica: se produce cuando perdemos aproximadamente la misma cantidad de agua que de electrolitos.
  • Deshidratación Hipertónica: se produce cuando la cantidad de agua que perdemos es mayor a la de electrolitos
  • Deshidratación Hipotónica: tiene lugar cuando nuestro organismo pierde más electrolitos que agua.



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